Believe

Mirando al horizonte, quizás hallemos nuestro norte.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Dame tiempo, aprenderé a quererte.

 Te quiero.

Te quiero suave y lento.

Te quiero rápido y con prisa.

Te quiero recién levantada y te quiero cuando te duermes.

Te quiero cuando consigues algo, pero te quiero más cuando te equivocas.

Te quiero cuando sonríes, pero cuánto te quiero cuando lloras.

Te quiero abrazar, pero no puedo.

Te quiero besar, pero no puedo.

Te quiero, te quiero mucho.

Pero aún no te quiero bien.

Te quiero mal, pero dame tiempo, aprenderé a quererte.

A ti, María Oriol, te quiero 

La vida da muchas vueltas...

Cuántos sentimientos para tan pocas palabras. Cuántas ganas para tan pocos abrazos. Cuántos besos robados y cuántos besos que nunca se dieron. 
Y es que por ti estuve esperando, mucho tiempo. Estábamos tan juntos y al mismo tiempo tan distantes que me sentí sola, sentí como llenaba mi mochila de culpa, preocupaciones y dolor y jamás me ayudaste a cargarla. No podía más sola, y pedí ayuda, a gritos, en la distancia, y solo recibí unas palabras de pena acompañadas de la más estúpida ignorancia. 
Y la mochila se llenaba.
Y no podía más con ella. 
Y no sé si fue casualidad, destino o simplemente pasó, pero agosto de 2020 me abrió los ojos. Conocí a las personas indicadas en lugar más apropiado. Y de repente, la mochila dejó de pesar, no la notaba. ¿Estaba ahí aún? Sí estaba, pero eran varias manos las que me ayudaban a cargarla. Y después de un año pidiéndote ayuda, llegaron ellos y la ofrecieron sin pedirla. Y me di cuenta que era dónde quería estar, lo que quería hacer. Y lo hice.
Hoy hace 1 mes que tomé aquella decisión. Hoy no llevo esa mochila. Y a pesar de que extraño su peso, sus asas clavándose en mis clavículas y el dolor que me causaba, me doy cuenta que al quitarme la mochila, han salido alas. 

Porque la vida da muchas vueltas, pero yo quiero darle muchas vueltas a la vida.