
Y los días trancurren igual, mismos horarios, mismos billetes, hasta que llega el día que te toca a ti coger ese tren. Para ti en ese día cada minuto de la cuenta atrás a la salida son eternos, tu asiento es tu trono, el único lugar que te aporta una extraña seguridad, y en lo único que puedes pensar es que al bajar de este vehículo, te espera un nuevo mundo que no conoces, una nueva ciudad, con gente distinta, distinta rutina, y te sientes asustada, porque tienes miedo a lo desconocido. Cierras los ojos. Respiras. Sueñas. La música de tus auriculares retumba en tus oidos. Tarareas la canción sin saber que el señor de al lado te esta oyendo. Y empieza un nuevo viaje al que en esta ocasión llamaré vida.
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